Unceasing Prayer | Oración Incesante
Dear Family of Faith,
It has been a whirlwind of names and events these first couple weeks in Pastorate XXII. Thank you again for your patience with all of us as we seek to put names with faces. This week I would like to continue our discussion around the kind of parish culture that will help us to more effectively fulfill our mission to “Go Make Disciples” beginning with unceasing prayer. Prayer always takes priority in any Christian effort at renewal because God must be the first ‘mover.’ In prayer, we sit, doing absolutely nothing useful, and let God take the lead. For this reason, not only will we explain it first, but we must put it into practice first if we are to become the community of faith that God has called us to be.
When we talk about unceasing prayer as a part of our parish culture, we mean more than just an outward practice, or a daily ritual. Instead, it means believing from the depths of our soul that any work on our part will come to ruin without God going first. At the root of prayer is humility, which prioritizes God’s action over my action. What this looks like is taking a break at the beginning and end of everything we do to make sure God is in the driver’s seat. This applies to our daily life, class, meetings, work day, meals, waking, and sleeping. We may often put prayer on the agenda of a meeting, or schedule it on our calendar as part of our routine, but realistically, true prayer breaks us free from the meeting, job, routine, or place in time and puts us in contact with the timeless God in heaven. True prayer is always intentional and realizes we are talking with a person when we pray.
Over the coming months we’ll be encouraging everyone to take up again the Bishop’s call to live out the four holy habits, of reclaiming Sunday, monthly Confession, weekly Friday sacrifices, and daily personal prayer. If this is not yet a part of your life, now is the time to begin. Only by living out these practices can we begin to contribute to a culture of prayer. Then we’ll be called to step outside our comfort zone and actually share and ask about prayer needs of others in our community, and then actually pray! Please pray for me. I promise to pray for you.
God Bless,
Fr. Drew
Estimada Familia de Fe,
Ha sido un torbellino de nombres y eventos estas dos primeras semanas en Pastorado XXII. Gracias nuevamente por su paciencia con todos nosotros mientras buscamos poner nombres con caras. Esta semana me gustaría continuar nuestra conversación sobre el tipo de cultura parroquial que nos ayudará a cumplir con mas eficacia nuestra misión de “Vayan y hagan discípulos” comenzando con la oración incesante. La oración siempre toma prioridad en cualquier esfuerzo cristiano de renovación porque Dios debe ser el primer 'motor'. En oración, nos sentamos, haciendo absolutamente nada útil, y dejamos que Dios tome la iniciativa. Por esta razón, no solo lo explicaremos primero, sino que primero debemos ponerlo en práctica si queremos convertirnos en la comunidad de fe que Dios nos ha llamado a ser.
Cuando hablamos de la oración incesante como parte de nuestra cultura parroquial, nos referimos a algo más que una práctica, o un ritual diario. En cambio, significa creer desde lo más profundo de nuestra alma, que cualquier trabajo de nuestra parte se arruinará si Dios no va primero. En la raíz de la oración está la humildad, que antepone la acción de Dios a la nuestra. Lo que significa tomar un descanso al principio y al final de todo lo que hacemos para asegurarnos de que Dios esté en el asiento del conductor. Esto se aplica a nuestra vida diaria, clases, reuniones, jornada de trabajo, comidas, despertar y dormir. A menudo podemos poner la oración en la agenda de una reunión, o programarla en nuestro calendario como parte de nuestra rutina, pero siendo realistas, la verdad es que la oración nos libera de la reunión, del trabajo, de la rutina o del lugar en el tiempo y nos pone en contacto con el Dios eterno del cielo. La verdadera oración siempre es intencional y nos permite reconocer que estamos hablando con una persona cuando oramos.
Durante los próximos meses animaremos a todos a retomar el llamado del Obispo a vivir los cuatro hábitos sagrados, de reclamar el domingo como día del Señor, la confesión mensual, los sacrificios semanales de los viernes y la oración personal diaria. Si esto aún no es parte de tu vida, ahora es el momento de comenzar. Sólo viviendo estas prácticas podemos empezar a contribuir a una cultura de oración. Entonces seremos llamados a salir de nuestra zona de confort y compartir y preguntar sobre las necesidades de oración de otros en nuestra comunidad, ¡y luego orar de verdad! Por favor oren por mi. Prometo orar por ustedes.
Dios los bendiga,
Padre Drew